Quería recomendar, especialmente a los profes y a alumnos de Bachillerato, el libro que me prestó Iñaki: Contra el viento del norte de Daniel Glattauer (Alfaguara: 2010).
Sorprende el argumento y sorprende la técnica narrativa. Tarda un poco en enganchar, pero cuando lo hace, no puedes soltarlo. Además, el desenlace no se produce hasta la última línea con lo que la tensión se mantiene hasta el final y, para más inquietud del lector, se pospone a una anunciada segunda parte titulada Cada siete olas. Señores editores: eso se avisa antes.
Argumento: Nada nuevo bajo el sol: Chico conoce a chica. ¿Chico y chica se enamoran? ¿Chico y chica se separan?
Técnica narrativa: Aquí está la novedad, en el cómo se conocen, en cómo se relacionan, en cómo ¿se enamoran?, en cómo ¿se separan? Y la respuesta a estas interrogativas indirectas y directas es que en esta obra, remedando las dieciochescas novelas epistolares al estilo de las Cartas persas de Montesquieu o las patrias Cartas marruecas de Cadalso, los protagonistas, Leo y Emmi, se conocen por correo electrónico. Y si bien la idea no es nueva pues ya la hemos visto en célebres películas, en la narrativa nos da mucho juego.
Por una trivial equivocación en la dirección del correo electrónico, Emmi escribe a Leo. Las respuestas para aclarar este equívoco son lo suficientemente imaginativas como para incitar posteriores respuestas. Y ya tenemos el camino iniciado. Correo va y correo viene, Leo y Emmi van abriendo su corazón. Mientras ellos se van dando a sí mismos a conocer a su corresponsal electrónico, el lector también va conociendo, a través de sus voces escritas, sus respectivas situaciones laborales, familiares, sentimentales... Todo se focaliza en ellos dos. Cada uno con su peculiar estilo ágil, irónico, incisivo... Y, lógicamente, con los mensajes van filtrándose los sentimientos: complicidad, amistad, amor, celos... Sin embargo, todavía no se conocen físicamente. La relación puramente virtual ha devorado a la relación física. Y llega el inevitable planteamiento de llegarse a conocer, eternamente postergado por el miedo a la desilusión.
Y así lo dejamos, con la sorpresa final que no desvelamos pero que aseguramos que engancha de veras.
En este mundo nuestro tan acelerado, cuántas relaciones no han empezado de esta manera, con un correo electrónico en tu bandeja de entrada.
No esperes de la continuación la misma tensión narrativa. Es más, si eres capaz ... no la leas.
ResponderEliminarComo ya se que no vas a resistirla la tención, al menos no tengas grandes espectativas.
En la misma línea, es mucho más recomendable "El blog del inquisidor" de Lorenzo Silva.
En fin ... ya me contarás