En la semana posterior a la celebración del Día del Libro, se entregó en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, como es tradicional, el Premio Cervantes a la escritora Ana María Matute.
Este galardón nos alegró por muchos motivos: por reconocer el valor de la fantasía, porque, esta vez sí, ha llegado a tiempo, por premiar a una gran dama de la novela de postguerra (¡Ay qué pocos nombres nos van quedando una vez desaparecidos Cela, Delibes, Laforet, Martín Gaite!, entre otros), por tratarse de la tercera mujer en recibirlo...
Y, como ella misma nos dijo en su elogio a la invención, la mejor forma de celebrarlo es leyendo. Aprovecho que durante estos días estamos recordando los cuentos, en nuestra magnífica exposición de la entrada, para reivindicar con esta gran autora, la acción de los cuentos de hadas en la forja de nuestro propio carácter. Y no sólo durante la infancia.
¡ENHORABUENA, ANA MARÍA MATUTE!
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