luns, 20 de maio de 2013

CUATRO CALAS EN LA EXPRESIÓN POÉTICA SALVAJE I


  Este pasado abril y aquí, el mes más cruel atemperó un poco su insidiosa dejadez ferrolana para sacudir la ciudad departamental: llegaron los poetas. De la mano de Guillermo Ferrández y Karlotti, se repitió por sexta vez el desembarco de la palabra más viva, más rebelde, civil y variopinta. Ahí van cuatro impresiones. Hubo (siempre hay) mucho más, pero sólo cuento lo que pude ver y oír.


Miércoles, 24
  
   Quedé con Tere Leira a las 23:30 en Cazadores (Madalena, 144). Más puntual que yo, estaba entrevistando a Guillermo cuando llegué. Creo que lo había ido a ver a la Plaza de Armas, a la proclamación oficial  de esta VI Semana.
   Entre los poetas del día (mejor dicho: de la noche), yo destacaría a Karlotti, klaro; a Sechu Sende, poeta muy personal, como todos; y a Víctor, leonés recurrente que practica una poesía, más que física, fisiológica, en la que, además de la voz, el cuerpo y sus gestos y golpes son protagonistas. El broche de oro (¿me estaré poniendo poético? ¿o irónico / kitsch?) lo puso el fabuloso Manolo Bacalhao, que cantó con su sola guitarra unas maravillosas canciones portuguesas. Además de la Grândola, que Guillermo solicitó como era natural nada más dar las doce, a mí (y a Tere) nos entusiasmó Vida de marinheiro, una canción popular alentejana que suele titularse
 Vou-me embora vou partir

Vou-me embora, vou partir mas tenho esperança
de correr o mundo inteiro, quero ir
quero ver e conhecer rosa branca
e a vida do marinheiro sem dormir


E a vida do marinheiro branca flor
que anda lutando no mar com talento
adeus adeus minha mãe, meu amor
eu hei-de ir hei-de voltar com o tempo

Emilio S. (Continuará)


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