Acabo de venir del instituto y nuevamente he tenido el placer de escuchar a Rosa Aneiros. Y ya van tres. Otra vez la idéntica sensación de otras veces: el tiempo junto a ella pasa volando. Su agilidad mental y verbal, su entusiasmo por su vocación de escritora, su contagioso amor por la lectura nos conmueven y nos provocan, al mismo tiempo.
Como imagino que en otros medios de nuestro centro como la página web o la revista, se hará resumen de sus palabras, y de las de la estupenda presentación del alumno al que le tocó esta tarea, ahora sólo quiero recordar brevemente la trayectoria de esta escritora de nuestra tierra.
Por su juventud (nace en Meirás-Valdoviño en 1976), puede parecer, en principio, que poco puede decirse todavía de ella. Pero nada más lejos de la realidad. Como ella misma nos contó hoy, escribe desde que puede recordar y, desde bien pequeña, consiguió premios escolares por su capacidad como contadora de historia.
Con 35 años su curriculum no es pequeño. Tras estudiar periodismo, sacó una plaza por oposición en el Consello da Cultura Galega en Santiago. Colabora también habitualmente tanto en prensa escrita: Diario de Ferrol, Diario de Pontevedra, El Progreso, Galicia Hoxe, Xornal de Galicia o Casa da gramática; como en prensa radiofónica ya que es colaboradora del programa "Un día por diante" de la Radio Galega.
Simultáneamente desarrolla una amplia labor literaria que comenzó a ver la luz en 1999 con
Eu de maior quero ser (Galaxia) en la que un grupo de universitarios que comparten piso en Santiago se enfrentan a su último año de carrera y al consiguiente acceso al mundo laboral, al adiós de una época llena de idealismos y proyectos. Le siguieron novelas como
Corazóns amolecidos en salitre (2002),
Resistencia (Xerais: 2003), sobre cuya obra, de gran éxito entre el público juvenil, nos ha hablado hoy bastante. Me llamó especialmente la atención los detalles sobre la génesis de la novela, aquel final que fue el principio de todo y que se le vino a la mente tras una visita a la cárcel de Peniche, donde contempló aquellas cartas. A partir de allí, se preocupó de documentarse sobre la historia reciente del país vecino para ambientar allí la preciosa historia de amor de Dinís y Filipa.
Ese mismo año sale a la luz una recopilación de artículos literarios bajo el marbete de Agardando as lagarteiras. Al año siguiente, 2004, publica dos obras: O xardín da media lúa y Veu visitarme o mar (Xerais). A continuación sale a la imprenta Ao pé do abismo (Xerais: 2007).
Junto a novelas cultiva el relato corto que ve publicado en volúmenes colectivos como Relatos (1999), Narradoras (Xerais: 2000), Relatos gañadores do Pedrón de Ouro 1998-1999-2000 (2001), Seis ferroláns (2003), Alma de beiramar perdida (2003), Botella ao mar (2003), Narradio (2003).
Para ella fue especialmente productivo el año 2009 ya que gana dos premios distintos pero de gran repercusión: Premio Xerais de Novela con
Sol de Inverno, novela de largo aliento que viaja desde una aldea costera gallega en vísperas de la guerra civil con un asesinato que queda impune, a la Barcelona de los bombardeos, los campos de concentración franceses, la travesía de los refugiados republicanos hasta América y la construcción de una nueva vida en Cuba. Pero en una estructura circular, nuestro personaje retornará a casa para dar cumplida venganza de aquel viejo asesinato.
Ese año también ganará el Premio Fundación Caixa Galicia de Literatura Xuvenil con Ás de bolboreta, una historia caleidoscópica en la que desde una cafetería compostelana se ve la lucha de diversos personajes por alcanzar el sueño de la libertad.
Su carrera, como indicamos, está, desde muy jovencita, plagada de premios como el Manuel Lueiro Rey (1996), el Modesto R. Figueiredo (Pedrón de Ouro, 1998), el Manuel Murguía (2001), el Carvalho Calero (2001), el Arcebispo Juan de San Clemente (2003), el de la Crítica Losada Diéguez (2005), el Cateón (2006), el Caixanova Francisco Fernández del Riego de 2007 por el artículo periodístico "A última vaca".
Por encima de este listado algo frío de títulos y premios, se esconde una mujer que, como acabamos de comprobar un nutrido grupo de alumnos y profes de nuestro centro, cercana y simpática, siempre dispuesta a acudir, haciendo los quilómetros que hagan falta, a Colegios e Institutos para contagiar, con enorme gracia, su entusiasmo por la lectura y la escritura.
Nos da una sana envidia.